Características
- La conciencia del Yo como entidad autónoma y, frente a la universalidad de la razón dieciochesca, dotada de capacidades variables e individuales como la fantasía y el sentimiento.
- La primacía del Genio creador de un Universo propio, el poeta como demiurgo.
- Valoración de lo diferente frente a lo común lo que lleva una fuerte tendencia nacionalista.
- El liberalismo frente al despotismo ilustrado.
- La originalidad frente a la tradición clasicista y la adecuación a los cánones. Cada hombre debe mostrar lo que le hace único.
- La creatividad frente a la imitación de lo antiguo hacia los dioses de Atenas.
- La obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.
Es propio de este movimiento un gran aprecio de lo personal, un
subjetivismo e
individualismo absoluto, un culto al yo fundamental y al carácter nacional o
Volksgeist, frente a la universalidad y sociabilidad de la
Ilustración en el
siglo XVIII; en ese sentido los héroes románticos son, con frecuencia, prototipos de rebeldía (
Don Juan, el pirata,
Prometeo) y los autores románticos quebrantan cualquier normativa o tradición cultural que ahogue su libertad, como por ejemplo las tres unidades aristotélicas (acción, tiempo y lugar) y la de estilo (mezclando prosa y verso y utilizando polimetría en el teatro), o revolucionando la
métrica y volviendo a
rimas más libres y populares como la asonante. Igualmente, una renovación de temas y ambientes, y, por contraste al Siglo de las Luces (Ilustración), prefieren los ambientes nocturnos y luctuosos, los lugares sórdidos y ruinosos (siniestrismo); venerando y buscando tanto las historias fantásticas como la
superstición.
Un aspecto del influjo del nuevo espíritu romántico y su cultivo de lo diferencial es el auge que tomaron el estudio de la literatura popular (
romances o
baladas anónimas,
cuentos tradicionales,
coplas,
refranes) y de las literaturas en lenguas regionales durante este periodo: la
gaélica, la
escocesa, la
provenzal, la
bretona, la
catalana, la
gallega, la
vasca... Este auge de lo nacional y del
nacionalismo fue una reacción a la cultura francesa del
siglo XVIII, de espíritu clásico y universalista, difundida por toda Europa mediante
Napoleón.
El Romanticismo se expandió también y renovó enriqueció el limitado lenguaje y estilo del
Neoclasicismo dando entrada a lo exótico y lo extravagante, buscando nuevas combinaciones métricas y flexibilizando las antiguas o buscando en culturas bárbaras y exóticas o en la
Edad Media, en vez de en
Grecia o
Roma, su inspiración.
Frente a la afirmación de lo racional, irrumpió la exaltación de lo instintivo y sentimental. «La belleza es verdad». También representó el deseo de libertad del individuo, de las pasiones y de los instintos que presenta el «yo», subjetivismo e imposición del sentimiento sobre la razón. En consonancia con lo anterior, y frente a los neoclásicos, se produjo una mayor valoración de todo lo relacionado con la
Edad Media, frente a otras épocas históricas.
Manifestaciones culturales
El movimiento literario
Sturm und Drang (en alemán: 'Tormenta e ímpetu'), desarrollado durante la última mitad del siglo XVIII, fue el precedente importante del Romanticismo alemán.
Romanticismo alemán
El Romanticismo
alemán no fue un movimiento unitario. Por ello se habla en las historias literarias de varias fases del Romanticismo. Una etapa fundamental fueron los años noventa del siglo XVIII (
Primer Romanticismo), pero las últimas manifestaciones alcanzan hasta la mitad del siglo XIX.
Romanticismo francés
El Romanticismo
francés tuvo su manifiesto en
Alemania (1813), de
Madame de Staël, aunque el gran precursor en el siglo XVIII fue
Jean-Jacques Rousseau, autor de
Confesiones,
Ensoñaciones de un paseante solitario, el
Emilio,
Julia, o La nueva Eloísa y
El contrato social, entre otras obras.
Romanticismo inglés
Romanticismo español
José de Espronceda es el prototipo de poeta romántico en España. Liberal exaltado, activista político y lírico desbordado, su temprana muerte a los 34 años lo convirtió en el poeta del Romanticismo español por excelencia.
Durante la
Década Ominosa en España (1823-1833) vuelve a instaurarse un régimen absolutista, y quedan suspendidas todas las publicaciones periódicas, las universidades cerradas y la mayoría de las principales figuras literarias y políticas en el exilio; el principal núcleo cultural español se sitúa, sobre todo, en Gran Bretaña y Francia. Desde allí, periódicos como
Variedades, de
Blanco White, contribuyeron a fomentar las ideas del Romanticismo entre los exiliados liberales, que paulatinamente fueron abandonando la estética del Neoclasicismo.
Por otro lado, algunos escritores liberales españoles, emigrados por vicisitudes políticas, entraron en contacto con el Romanticismo europeo, y trajeron ese lenguaje a la muerte del rey Fernando VII en 1833. La poesía del romántico exaltado está representada por la obra de
José de Espronceda, y la prosa por la figura decisiva de
Mariano José de Larra. Un romanticismo moderado encarnan
José Zorrilla (dramaturgo, autor del
Don Juan Tenorio) y el
Duque de Rivas, quien, sin embargo, escribió la obra teatral que mejor representa los temas y formas del romanticismo exaltado:
Don Álvaro o la fuerza del sino.
Un Romanticismo tardío, más íntimo y poco inclinado por temas político-sociales, es el que aparece en la segunda mitad del siglo XIX, con la obra de
Gustavo Adolfo Bécquer, la
gallega Rosalía de Castro, y
Augusto Ferrán, que experimentaron el influjo directo con la lírica germánica de
Heinrich Heine y del folclore popular español, recopilado en cantares, soleás y otros moldes líricos, que tuvo amplia difusión impresa en esta época.
Romanticismo italiano
El Romanticismo
italiano tuvo su manifiesto en la
Lettera semiseria di Grisostomo al suo figliolo de
Giovanni Berchet (
1816) y destaca, sobre todo, por la figura de los escritores
Ugo Foscolo, autor del famoso poema
Los sepulcros, y
Giacomo Leopardi, cuyo pesimismo se vierte en composiciones como
El infinito o
A Italia. El romanticismo italiano tuvo también una gran novela histórica,
I promesi sposi (
Los novios), de
Alessandro Manzoni.
Romanticismo ruso
En
Rusia, el Romanticismo supuso toda una revolución, pues autorizó como lengua literaria el hasta entonces poco cultivado
idioma ruso. El artífice de este cambio fue el gran escritor ruso
Alejandro Pushkin, acompañado de numerosos seguidores e imitadores.
Romanticismo checo
Romanticismo portugués
Romanticismo húngaro y rumano
Romanticismo estadounidense
Romanticismo argentino
El Romanticismo tuvo su primera manifestación en la
Argentina con la aparición en
1832 del poema
Elvira o la novia del Plata de
Esteban Echeverría, quien lideró el movimiento que se concentró en la llamada Generación del 37 y tuvo uno de sus centros en el Salón Literario. El romanticismo argentino integró la lengua tradicional española con los dialectos locales y
gauchescos, incorporó el paisaje rioplatense a la literatura y los problemas sociales. El romanticismo argentino se produjo íntimamente ligado con el romanticismo
uruguayo. En
Hispanoamérica, el contenido nacionalista del romanticismo confluyó con la recién terminada
Guerra de Independencia (1810–1824), convirtiéndose en una herramienta de consolidación de las nuevas naciones independientes, recurriendo al
costumbrismo como una herramienta de autonomía cultural.
Romanticismo colombiano
Surgió en el
siglo XIX y que representa el individualismo, la libertad de creación y la expresión artística, se convirtió en una actitud frente a la vida. En Colombia, coincide con la gesta de la independencia (1810). Se destacan algunos temas, como:
- El paisaje: El hombre romántico adapta el paisaje a sus sentimientos. Para algunos autores, esta temática es la que justifica la idea de la existencia del romanticismo en Colombia, ya que los autores europeos hablaban de la vuelta a la vida natural y su belleza.
- La exaltación de lo nacional y lo popular: a través de la voz o la actuación de diversos personajes se reconstruyeron aspectos del folclor y de las expresiones culturales del territorio colombiano.
- La vida y la muerte: El dilema existencialista se vio reflejado en novelas como María, en las que el hombre sufre por un destino que domina su voluntad. El amor que sienten Efraín y María se ve siempre afectado por los problemas sociales y cuando estos se resuelven, la muerte demuestra la imposibilidad de su amor.
Romanticismo mexicano
El romanticismo mexicano se distinguía por amalgamar el periodismo, la política, el positivismo y el liberalismo, pues surgió en los años previos a la
Revolución mexicana. El poeta
Manuel Acuña es posiblemente el máximo representante del romanticismo en México.
Romanticismo peruano
Obras acordes con la sensibilidad romántica se encuentran en las crónicas histórico-ficticias (
Tradiciones) del peruano
Ricardo Palma. Otro nombre a destacar es el de
Mariano Melgar, que para muchos es el iniciador del Romanticismo en Sudamérica, En él el romanticismo no es imitación de lo que ya se hacía en la Península Ibérica o en Francia, sino un sentimiento profundo y propio de Melgar.
Otros romanticismos en Latinoamérica
Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Lugares de reunión
Los lugares donde se reunían los románticos eran muy diversos. Fuera de las redacciones de las revistas románticas, existían determinadas
tertulias, como por ejemplo
El Parnasillo en Madrid, o, en París,
El Arsenal, del cual, si hemos de creer a
Alphonse de Lamartine, «era la gloria
Víctor Hugo y el encanto
Charles Nodier» (
Las Noches, de Alfred de Musset, precedida del estudio de dicho poeta por A. Lamartine. Madrid: Biblioteca Universal, 1898). En este cenáculo reuníanse entre otros
Alfred de Musset,
Alfred de Vigny,
Boulanger,
Deschamps, Emile y
Antoine Sainte-Beuve, etc.
También los rusos tuvieron su cenáculo: la
Sociedad del Arzamas (
La revolución y la novela en Rusia, por Emilia Pardo Bazán, Madrid, s. a., pág. 245).
Romanticismo musical
La estética del romanticismo se basa en el sentimiento y la emoción. En el romanticismo se piensa que la música pinta los sentimientos de una manera sobrehumana, que revela al hombre un reino desconocido que nada tiene que ver con el mundo de los sentimientos que le rodea.
El estilo romántico es el que desarrolla la
música programática y el cromatismo de una forma predominante. Se da a lo largo de todo el siglo XIX, aunque al principio del
siglo XX se entra en el
impresionismo.
El espíritu romántico
El estilo vital de los autores románticos despreciaba el materialismo burgués y preconizaba el
amor libre y el
liberalismo en política, aunque hubo también un Romanticismo reaccionario, representado por
Chateaubriand, que preconizaba la vuelta a los valores cristianos de la Edad Media. El idealismo extremo y exagerado que se buscaba en todo el Romanticismo encontraba con frecuencia un violento choque con la realidad miserable y materialista, lo que causaba con frecuencia que el romántico acabara con su propia vida mediante el
suicidio. La mayoría de los románticos murieron jóvenes. Los románticos amaban la naturaleza frente a la civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino.
"LOS APASIONADOS"