A raíz de la penetración y aceptación en Hispanoamérica de las distintas corrientes estéticas europeas finiseculares como el Prerrafaelismo, el Parnasianismo, el Simbolismo y el Decadentismo, en general, por parte de los jóvenes intelectuales pertenecientes a las nuevas oligarquías liberales, se dio pie a la gestación de todo un movimiento literario sincrético propiamente hispanoamericano sustentado, por un lado, en su totalidad, en la doctrina del arte por el arte, y, por otro lado, interesado por revalorar lo criollo desde una perspectiva más literaria, que se conocería como Modernismo.
El Modernismo fue el producto del sincretismo o eclecticismo en todas sus facetas: «el romanticismo le aportó el hábito de lo exótico y lo sobrenatural; el naturalismo, lo socialmente lúgubre; el prerrafaelismo, la espiritualidad, la delicadeza; el decadentismo, lo erótico, lo perverso, lo artificioso; el simbolismo, la obsesión por las analogías y la música verbal; el parnasianismo, la mitología y la entre visión de artes puros, utópicamente intocados por el aburguesamiento imperante en la sociedad. Cada uno de los movimientos literarios conocidos y vivos entonces en Europa (Francia, sobre todo) y América contribuyó en algo a forjar el Modernismo, melting pot de todas las ideologías, pues en esa pluralidad se paladeaba a gusto el majar más preciado: la novedad.»
El Modernismo, cabe señalar, que si bien es cierto adquirió un gran desarrollo en el ámbito de la poesía, en el campo de la narrativa, en especial del cuento, fue donde tuvo mayor arraigo y se manifestó de una manera prodigiosa, tanto es así que se llegó a marcar toda una tradición con reglas prefijadas.
Características generales del Modernismo
1) Los modernistas pretenden dar al arte literario un tono aristocrático, huyendo de lo vulgar y buscando los matices más exquisitos que permitan satisfacer su hedonismo.
2) El objetivo primordial de los modernistas era superar el prosaísmo y el descuido de la forma propio del Realismo y Naturalismo.
3) Practican el culto a la belleza sensorial: la luz, el color y los efectos musicales, los cuales tienen una importancia decisiva; el verso y la prosa tienen que ser elegantes, bellos y sonoros, para ello abusan de ciertas figuras literarias, así como otros recursos expresivos: aliteraciones, onomatopeyas, neologismos, símiles y metáforas nuevos, y un uso exagerado de la sinestesia.
4) El estilo modernista está basado, como ya se ha dicho, en la sinestesia; es decir, la percepción de la realidad no mediante el sentido que le corresponde, sino por medio de una traslación sensitiva o intercambio de sentidos.
5) A los modernistas les importa la expresión de lo subjetivo: el mundo de los sentimientos íntimos, de los ensueños y de las fantasías.
6) Evocan, con verdadero derroche de imaginación, los ambientes más irreales y exóticos; buscan todo lo raro y precioso en épocas históricas fastuosas y pomposas, en culturas igualmente lejanas y prestigiosas, como la India y la China de las antiguas dinastías, y el Oriente en general, los viajes por los antiguos imperios (como el romano), las culturas precolombinas, los países nórdicos, la cultura clásica griega, en especial la alejandrina, la Italia renacentista, la Francia versallesca y galante de los siglos XVII y XVIII con sus refinados estilos neoclásico y rococó, el misterioso Bizancio y la Alemania de Wagner.
7) Dejan de considerar a la poesía como un vehículo para la expresión de inquietudes de tipo social e ideológico y se impone de nuevo el concepto de arte por el arte tomada de los parnasianos franceses.
8) El cosmopolitismo: para aplacar la insatisfacción o melancolía de finales de siglo XIX, el deseo de evasión y de goce del olvido de la propia realidad cotidiana son los propósitos retomados por los poetas modernistas para darle a su creación un matiz universal o ecuménico; de aquí que también acostumbre a viajar de verdad siempre que pueda y empiezan a hacerse la idea de que el poeta es sinónimo de cónsul o agregado cultural.
9) Evidencian una rebelión contra lo castizo: el deseo de abrir fronteras y de acentuar la personalidad americana y española, apoyándose en el ejemplo de los grandes poetas universales, sobre todo en los franceses, con sus doctrinas y sus poemas más o menos actuales y esplendentes, lleva a los modernistas a unirse a otros artistas, especialmente pintores y escultores que se alejan de las tradiciones; prefieren lo cosmopolita, porque consideran que es necesario una renovación y una ruptura de moldes estrechos de la literatura en lengua española hasta entonces, plagada de un tono costumbrista y criollo.
10) En cuanto al léxico, el Modernismo inventa o pone de moda un caudal de palabras favoritas y de neologismos cultos, griegos y latinos, según el gusto que se diría heredado del gongorismo, pero con un sabor moderno muy singular; se añaden barbarismos de toda índole (morfológicos, sintácticos, semánticos), especialmente de origen francés e inglés.
11) Los cultivadores del Modernismo se vieron profundamente influidos por el Parnasianismo y el Simbolismo franceses; más específicamente de lo hacían los autores circunscritos a estas escuelas literarias.
12) Entre los temas, predomina la evocación de lo histórico legendario: la historia y las tradiciones legendarias son base para fastuosas reminiscencias de lejanos ambientes, como los ya mencionados; se refugian en un mundo ideal donde todo complace a su deseo de belleza absoluta; desfilan en sus textos nombres de héroes y de grandes gestas pasadas, princesas de la antigua China, del Japón lujoso de Kioto, ninfas, faunos, sultanes orientales, guerreros y trovadores de la Edad Media.
13) Los motivos de Modernismo: las principales características y los temas del Modernismo encuentran su manifestación mediante diversos motivos: Grecia, Oriente en general, la Francia de los siglos XVII y XVIII, la Edad Media, dioses y nombres grecolatinos, el ruiseñor, el cisne (símbolo de pureza, de gracia, de suavidad y ensueño; los cisnes anuncian el crepúsculo y son heraldos de esperanza), el pavo real (es un elemento decorativo constante, aunque no tanto como el cisne), la flor de lis (preferencia por los temas de las cortes francesas cuyo símbolo era éste), flores exóticas (anémonas, lotos, nelumbos, asfódelos), fauna y flora exóticas del mundo oriental, toda clase de pedrería (gemas, camafeos, rubíes, esmeraldas, perlas), constante alusión a los colores y a los sonidos.
14) Se da una expresión de lo íntimo y personal: junto a la fantasía, rasgo unificador de todo el Modernismo, predomina un sentimiento de lánguida tristeza impregnada de vagos anhelos (a menudo más literaria que auténtica); se pone de moda la melancolía, y la nostalgia de los poetas se expresa en jardines dolientes y flores marchitas (producto del “spleen” propio de finales del siglo XIX.
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